Llevamos unas semanas muy duras en la protectora. Hoy nos despedimos de Oso.
Fue uno de nuestros grandullones invisibles. Silencioso, valiente, siempre transmitiendo tanto cariño y esa magia que sólo ellos saben darnos. Se ha ido cuando nadie lo esperaba, cuando vivía plenamente feliz, adoptado por una pareja maravillosa que luchó por él hasta el final. Se ha ido rodeado de amor, dejando en nosotros y en sus papis una tristeza infinita. Nos queda su recuerdo, de achuchones sin fin y besos de caramelo. Nos queda su mirada noble, y el saber que nos espera en algún lugar, al otro lado del arco iris.