El tiempo y esfuerzo mejor empleado de mi vida. Los animales que me necesitan, ver sus ojos, darles una caricia, un abrazo, un beso. Ellos me dan mucho más, su cariño, su alegría. Alguna lágrima se va con ellos, cuando por fin conseguimos un hogar y se van de nuestro lado. Lágrimas de alegría y cierta nostalgia. Saber que otros muchos vendrán, por desgracia, que nos necesitarán. Recordar siempre sus miradas de agradecimiento. Lo recomiendo, es una experiencia preciosa.

Para mi ser socia y voluntaria de ARE es una experiencia maravillosa y gratificante. Poder ayudar a estos seres sin voz que, sin poder hablar, te dicen todo con sus miradas. Doy gracias por haber conocido a estos chicos de ARE, todos formamos una gran familia con un solo fin… ayudar a los sin voz.

Desde el primer día que me uní a ellos me sentí genial, la gente de la calle me daba las gracias por lo que estaba haciendo y los compañeros comparten el mismo amor por los animales. El último fin de semana que estuve colaborando vinieron a buscar una pareja majísima al perrito que yo les había presentado y me sentí tan bien! Las tardes de los sábados son importantes para conseguir finales felices.

Mi experiencia como voluntaria de ARE supone una gran satisfacción, una gran alegría, cuando podemos conseguir que alguien adopte a alguno de nuestros animales, que se han encontrado pasando frío, hambre y maltrato. Ellos estaban solos, ignorados, y cuando llegan hasta nosotros comenzamos a luchar para conseguirles un hogar, que eso nuestra meta. Además en ARE he conocido gente maravillosa.

Ser voluntaria y pertenecer a la gran familia ARE es algo único. Luchar y dar voz a los que no la tienen, darles esa segunda oportunidad que tanto se merecen es una experiencia maravillosa que recomiendo a todo el mundo. El camino a veces es duro, muchos vienen con miedos, con heridas físicas y en el alma, pero ayudarlos, ver como gracias a esta gran familia recuperan la luz en su mirada y la alegría, encontrarles un hogar y una familia es algo que te llena. Grandísimas personas luchando por un mismo fin.

Como dijo Mahatma Gandhi, “La grandeza de una nación y su progreso moral puede ser juzgado por la forma en que sus animales son tratados.” Desgraciadamente en este país y en muchos otros lugares del mundo, distamos mucho de poder presumir de un grado de educación suficiente como para librarnos de nuestros horrendos crímenes contra los animales.  Por eso aportar mi granito de arena siendo voluntaria de ARE y ver a los animales que han pasado por la protectora adoptados con sus familias definitivas me llena de felicidad y esperanza.

Desde que soy voluntaria en ARE mi vida ha cambiado mucho.Se llenó de nuevas experiencias. Poder formar parte de una gran familia, que hace todo lo posible para ayudar a los animales maltratados y abandonados, no se puede comparar con ninguna otra cosa. Pasamos por  momentos de mucha alegría y también por  momentos llenos de lágrimas. Pero juntos, unidos por la misma causa, siempre conseguimos avanzar hacia delante.

Creo que no exagero si digo que mi experiencia como voluntaria en ARE me está cambiando como persona. Cuidar a los perros me llena de alegría y de paz. Todos mis problemas me parecen pequeños cuando compruebo las condiciones en que llegan al refugio algunos de los perros. Me pregunto cómo puede haber personas que maltraten o abandonen a animales tan cariñosos, fieles y protectores. Solo piden afecto. Al ver su cara de agradecimiento, me enseñan a ser como ellos y me convencen de que debo trasladar esos sentimientos a quienes me rodean. Gracias.